No obstante todo esto, existen personas que no quieren prescindir del sabor del café. Para ellos está la posibilidad de consumirlo descafeinado. El proceso para lograr esto es el siguiente:
Para lograr este producto, lo más común es partir de la variedad de café arábica. Ello porque es una semilla que contiene poca cantidad de cafeína. Dentro de esta lógica se prefiere usar también las semillas denominadas de altura; aunque últimamente se está experimentando con el cultivo de plantas de cafeto y diversas mezclas que generen la sensación de un producto con su cuerpo, sabor, aroma y consistencia aunque sin tanta cafeína.
Hasta que eso se logre en firma natural, los procedimientos para quitar la cafeína al café se hacen mediante la aplicación de presión, con métodos húmedos, con el uso de químicos y otros tantos que han dado buenos resultados. Este último método es el predilecto de las compañías cafetaleras por ser el más económico, aunque los consumidores prefieren los otros porque – se dice – conservan el cuerpo y sabor del café en mejor medida.
La cafeína que no se usa es reutilizada en la industria farmacéutica, de cosméticos y de alimentos. Es importante señalar que existen dos principales clases de descafeinados: los de sobre y los de grano.
Ahora que se dan una idea de cómo se obtiene un descafeinado, depende de ustedes cuál elegir para continuar saboreando una buena taza de café sin ese elemento que no a todos gusta.
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